A nivel personal:
– Comprender mejor cómo funciona mi cuerpo y mis procesos de salud.
– Poder ser parte activa de mi proceso de recuperación.
– Tomar mejores decisiones sobre mi salud.

A nivel profesional:
– Trabajar con mayor certeza y seguridad sobre lo que le está pasando a mi cliente/paciente.
– Mejorar mi relación terapéutica.
– Ser más efectivo en mi práctica clínica profesional.

– La comprobación científica de que hay mecanismos centrales (principios biológicos que integran la psique, el cerebro y el cuerpo) que explican todos los procesos llamados “enfermedad”.

– El entendimiento de que la “enfermedad” como fenómeno biológico no es “mala”, no es una “falla”, un “desperfecto”, una “maldición” o un “error de la naturaleza”.

– La comprensión de que las enfermedades (que se conforman de un conjunto de signos y síntomas con sus respectivos cambios fisiológicos medibles y observables), son respuestas específicas de supervivencia y adaptación a señales del entorno que son percibidas como amenazantes por el propio organismo.

– El descubrimiento de que la clave de acceso a la comprensión de la enfermedad como mecanismo de adaptación y supervivencia está en la embriología y el estudio de la filogénesis.

– Un mapa y una comprensión revolucionaria de la enfermedad enteramente nuevos, que nos permiten entender lo que está ocurriendo en el organismo y partiendo de ello realizar intervenciones precisas y eficaces.